Club Hípico de Santiago: Un palacio para la hípica

Patrimonial

Inaugurado en 1923, esta obra del arquitecto Josué Smith Solar fue un hito urbano para la época y se transformó en un centro de vida social que ha recibido a reyes, príncipes y presidentes. Inspirado en el Hipódromo de Longchamp de París, sigue vigente como ejemplo de magnificencia arquitectónica.

Por Cristóbal Jara_Fotos: Viviana Peláez, archivo Brügmann


Imponente como edificio clásico y también como complejo hípico para albergar dos pistas de carrera, caballerizas, jardines y casas auxiliares, el Club Hípico de Santiago se erige como un enorme conjunto arquitectónico. Es además un pulmón verde para Santiago, que en su época representó un ícono del crecimiento de la ciudad hacia el sur de la Alameda.

“Uno de sus principales atributos y una de las grandes razones de su declaración como Monumento Histórico es su inserción dentro de la ciudad como un hito urbanístico. Su presencia, junto a la del Parque Cousiño, fue clave para la expansión urbana durante los siglos XIX y XX hacia la zona sur”, señala Mario Rojas, restaurador y socio de Brügmann, empresa de restauración e investigación histórica de patrimonio.

Obra del arquitecto Josué Smith Solar, el Club Hípico se extiende en una superficie total de 80 hectáreas, entre Avenida Blanco Encalada y calles Abate Molina, General Rondizzoni, Mirador y Club Hípico. En su interior Smith Solar construyó pabellones, caballerizas, casas de empleados y edificios administrativos: todos los diseñó en un estilo historicista. Además hizo un parque, una pérgola, una concha acústica, terrazas y fuentes de agua. “Todo sigue conservando su magnificencia hasta hoy”, destaca Mario Rojas. Si bien el recinto original fue inaugurado en 1870, un incendio obligó a reconstruirlo y para ello se encargó el nuevo diseño a Smith Solar. Este se construyó entre 1918 y 1923, y consistió en tres cuerpos y seis niveles de altura levantados con hierro, hormigón armado y cristal.

“El principal valor del edificio es su aporte a la ingeniería nacional, pues su construcción representó una verdadera revolución que incluyó los primeros trabajos de hormigón armado para levantar las tribunas voladas de primera clase, bajo supervisión del ingeniero francés Víctor Auclair”, cuenta Fernando Imas, restaurador y socio de Brügmann, quien acota un dato curioso sobre estas estructuras que dan identidad a este inmueble. “Su innovadora disposición hizo que por mucho tiempo los asistentes no quisieran ocuparlas, porque temían que se cayeran por el peso, prefiriendo ver las carreras desde las tribunas bajas. Costó años para que la gente se atreviera a usarlas”, comenta.

“El Club Hípico junto al Parque Cousiño fueron claves para la expansión urbana durante los siglos XIX y XX hacia la zona sur de Santiago”, señala el restaurador Mario Rojas.

NEO RENACENTISMO INGLÉS

Otro elemento que distingue al Club Hípico son sus imponentes puertas de hierro que evocan la entrada de los castillos ingleses. Es un detalle que da cuenta de la inspiración de Josué Smith Solar. “Tuvo una educación muy distinta a la de sus coetáneos. Se tituló de arquitecto e ingeniero en Estados Unidos, donde estuvo imbuido en las tendencias arquitectónicas del país del norte, fuertemente influenciado por Inglaterra. Por lo mismo, los socios del Club Hípico no pudieron elegir mejor profesional para construir su nuevo edificio, pues él comprendía perfectamente las necesidades que un ‘palacio de la hípica’ requería”, dice Imas.

Así, el Club Hípico capitalino fue diseñado de acuerdo al estilo neo renacentista inglés, el que inspiró el famoso Hipódromo de Longchamps en Paris. “Las referencias son evidentes si se comparan fotografías; ahí podemos ver elementos como la tribuna, la terraza, las torres y los minaretes del Club Hípico, que guardan especial similitud con los de su par francés”, asegura Mario Rojas.

Los últimos terremotos, sobre todo el de 2010, solo afectaron los muros perimetrales del recinto, ya que el edificio y las casas de administración no sufrieron daños importantes. El inmueble fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2002.

VISITAS ILUSTRES

Asistir a “las carreras” fue para la alta sociedad de principios del siglo XX un panorama habitual, tal como ir al teatro o al Parque Cousiño.

“El Club Hípico se convirtió en un verdadero paseo y centro social cuando se inauguró el nuevo edificio en 1923, pues la magnificencia de su estructura, sus grandes salones y, sobre todo, la escenográfica puesta en escena de sus jardines y edificios lo convirtieron en un lugar digno de ser mostrado a las visitas que llegaban al país”, recuerda Fernando Imas.

El ex presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, los príncipes Enrique de Prusia, Fernando de Baviera, Humberto de Saboya, Eduardo de Windsor, la reina Isabel II de Inglaterra, el príncipe Felipe de Borbón y Sarah Ferguson, duquesa de York, conocieron su elegancia e imponente arquitectura.

 

Edición N°172, Octubre 2017

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