Índice de calidad de vida urbana: Las dos caras de la realidad chilena

Espacios públicos

La última versión del  ICVU presenta una situación preocupante en la calidad de vida nacional y especialmente en Santiago. Sin embargo, muestra un auspicioso presente para ciudades intermedias de menos de 200.000 habitantes.

Por Jorge Velasco Cruz


La séptima versión del Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU), presentado durante la Semana de la Construcción,  trae importantes conclusiones acerca de cómo ha cambiado en los últimos cinco años la realidad de las 93 comunas analizadas en este informe, el cual es elaborado por el Núcleo de Estudios Metropolitanos del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica (PUC) y la Cámara Chilena de la Construcción (CChC).

El ICVU mide las condiciones de vida de las comunas de Chile de acuerdo a tres grandes categorías: el rango superior, cuando alcanzan un estándar más alto que el promedio del país; rango promedio, al ubicarse en torno a la media, y rango inferior, cuando presentan deficiencias significativas y están bajo la media.

En este contexto, aquellas comunas ubicadas en el rango inferior pasaron de 26 a 29, con lo que la cantidad de gente que habita en precarias condiciones aumentó de 3,7 millones a 4,5 millones en Chile, equivalente al 31% de la población.  Por otro lado, las comunas en el rango promedio bajaron de 49 a 40 y las de rango superior subieron de 18 a 24.

CCHC

Javier Hurtado, gerente de Estudio de la CChC, y Arturo Orellana, coordinador del equipo de trabajo de la PUC, presentan el último Índice de Calidad de Vida Urbana.

“Se observa una polarización de la calidad de vida urbana, puesto que en el periodo 2013-2017 disminuyó significativamente el número de comunas ubicadas en el rango intermedio, aumentando las que se posicionan  en los rangos e inferior y superior», dice Arturo Orellana, coordinador del equipo de trabajo de la PUC.

“Se observa una polarización de la calidad de vida urbana, puesto que en el periodo 2013-2017 disminuyó significativamente el número de comunas ubicadas en el rango intermedio, aumentando las que se posicionan en los rangos inferior  y superior”, afirma Arturo Orellana, coordinador del equipo de trabajo de la PUC.

El deterioro más profundo se reveló en comunas del Gran Santiago, donde la brecha de calidad de vida urbana se ha ampliado en forma más pronunciada. En cinco años, las comunas de la capital con baja calidad de vida pasaron de 12 a 22, lo que en términos de personas significa pasar de 2,2 millones de habitantes que en 2013 vivían en comunas de rango inferior a 3,6 millones en 2017, lo que representa el 50 % de la población del Gran Santiago. “Nos preocupa este salto y que sea en tan poco tiempo. Tiene que ver con la dinámica económica y poblacional del país, que es muy rápida. Por lo cual se requiere solucionar estos temas en periodos cortos”, apunta Javier Hurtado, gerente de Estudios de la CChC.

De esta forma, solo 11 comunas del Gran Santiago (29 % de la población) quedan en el rango intermedio y apenas ocho en el superior (21% de los habitantes). Al respecto, Arturo Orellana explica que “esta polarización en términos de calidad de vida está estrictamente ligada al diferencial que cada comuna tiene para generar un ambiente de negocios, para resolver problemáticas relacionadas con la formación de capital humano, convivencia social, educación, buenos equipamientos y buenos barrios”.

Orellana agrega que “hay que destacar que aquellas comunas que están en   el rango más bajo se ubican en al anillo interior de la avenida Américo Vespucio y, por lo tanto, no tienen suelo urbanizable. Requieren de grandes inversiones de infraestructura y equipamiento para generar incentivos o atractivos para la inversión privada”.

Así las cosas, dentro de las diez áreas metropolitanas analizadas en el estudio,  la mejor calidad de vida la ofrecen Puerto Varas-Puerto Montt, seguidas del Gran Valparaíso y el Gran Concepción. El Gran Santiago está en octavo lugar e Iquique-Alto Hospicio cierra esta lista.

AUGE DE CIUDADES INTERMEDIAS

En las ciudades intermedias la situación es bastante distinta. De las 25 comunas consideras en esta categoría -aquellas con más de 50.000 habitantes y menos de 200.000, no incluidas en las ciudades metropolitanas- las ubicadas en el rango inferior de calidad de vida urbana disminuyeron de ocho a dos en los últimos cinco años. Esto se traduce en una significativa contracción de las personas viviendo en comunas intermedias menos favorecidas: del 32% registrado en 2013 se llegó a solo 4,5% en 2017.

Por su parte, en igual período las comunas o ciudades intermedias ubicadas en el rango promedio de calidad de vida pasaron de 14 a 18 y las posicionadas en el rango superior, de tres a cinco. Con esto aumentó de 18% a 20,4% la población que vive en comunas del rango superior de calidad de vida urbana. En este segmento destacan Punta Arenas (nº 4), Castro (nº 7), Valdivia (nº 8), Osorno (nº 13) y Los Andes (nº 22).

“Muchas de las ciudades intermedias han alcanzado un tamaño suficientemente atractivo como para atraer proyectos de inversión de mayor escala, los que generan encadenamientos productivos y comerciales importantes, sumado a una mayor conectividad que ha favorecido el interés de la población por mantenerlas como su residencia”, señala Orellana.

Cabe destacar que Punta Arenas ha estado en los últimos cinco años entre las 20 comunas con mejor calidad de vida y en los últimos cuatro años entre las top 10. “Es un caso destacable, porque ha logrado equilibrar todas sus dimensiones además de saber aprovechar las ventajas de crecer demográficamente en torno al promedio nacional, una base económica de desarrollo estable y menos afectos a los vaivenes de precios de los sectores productivos exportadores”, precisa Orellana.

EVOLUCIÓN EN CINCO AÑOS: CASOS DE ÉXITO

Existen comunas del país que han logrado mejorar sistemáticamente su posición en materia de calidad de vida urbana en el período 2013-2017. Al respecto, destacan las comunas de Osorno, Puerto Montt, Valdivia, Concepción y Talcahuano. En 2013, Valdivia ocupaba el puesto nº 37, en rango promedio, y en 2017 llegó al 8º, en el top 10. En el mismo lapso, Osorno pasó del 84º, en el rango inferior, al 13º, en el superior. A su vez, Puerto Montt subió del 56º al 19º, Concepción del 41º al 15º y Talcahuano del 22º al 16º. Todas estas comunas se ubican en el rango superior de calidad de vida urbana.

Según explica el coordinador del equipo de trabajo PUC, “todas estas han logrado mantener sus atributos positivos a través del tiempo y, en paralelo, han podido mejorar otras variables, principalmente asociadas a las dimensiones Conectividad y Movilidad y Vivienda y Entorno”.

Cabe destacar que los progresos en materia de calidad de vida urbana no se producen necesariamente por una mayor disponibilidad de recursos. Tal como lo explica Orellana, “no hemos observado una correlación positiva entre calidad de vida y pre- supuesto municipal percápita. Por lo tanto, si bien contar con recursos es siempre importante, también es clave la buena gestión de los recursos públicos y la acción de los privados sobre el territorio”.

Ejemplos positivos en relación a este último punto son Villa Alemana, Temuco y Puerto Montt. Todas estas comunas registran índices positivos en calidad de vida, sin ser de las comunas con mayor presupuesto.

COMUNAS ÁREA METROPOLITANA DE SANTIAGO

CCHC

 

RANKING ICVU 2017 CIUDADES METROPOLITANAS

 

EVOLUCIÓN DE DISTRIBUCIÓN DE COMUNAS EN CHILE

 

ÍNDICE DE CALIDAD DE VIDA URBANO

El ICVU es un proyecto conjunto de la CChC y el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Católica de Chile. Comenzó a desarrollarse en 2011 y hoy abarca 93 comunas del país con más de 50.000 habitantes, que corresponden al 85% de la población chilena. Incluye 10 áreas metropolitanas y 25 ciudades intermedias (sobre 50.000 y bajo 200.000 habitantes).

El informe mide las condiciones de vida de la población generadas a partir de diversas acciones y dinámicas que transforman el espacio urbano, que provienen de actores públicos, privados y de la sociedad civil. Se realiza sobra la base de indicadores estadísticos públicos y privados, que entregan información acerca de seis dimensiones: vivienda y entorno (condiciones del barrio y equipamiento), salud y medioambiente (calidad de aire, servicios de salud), condiciones socioculturales (convivencia, participación y educación), ambiente de negocios (capacidad de generar inversión y emprendimiento), condición laboral (calidad de trabajos que puede alcanzar la población), conectividad y movilidad (transporte y comunicaciones).

De esta manera, sus resultados diferencian a las comunas en tres grandes bloques: el rango superior, que corresponde a aquellas que en la mayoría de sus dimensiones presentan un estándar más alto que el promedio del país; rango promedio (que se ubican en torno a la media); rango inferior, que en gran parte de sus dimensiones presentan deficiencias significativas. “Uno de los objetivos de este trabajo es presentar ciertos indicadores a las autoridades para que tomen decisiones más informadas res- pecto de cómo avanzar en las ciudades”, dice al respecto Javier Hurtado.

RANKING ICVU 2017. LAS PRIMERAS 10 COMUNAS
RANKING COMUNA ICVU 2017
1 LAS CONDES 73,6
2 VITACURA 71,6
3 PROVIDENCIA 71,1
4 PUNTA ARENAS 68,4
5 PUERTO VARAS 58,7
6 LO BARNECHEA 57,6
7 CASTRO 57,2
8 VALDIVIA 55,2
9 CONCÓN 54,7
10 ÑUÑOA 54,2

 

Una medida que permitiría mejorar la calidad de vida de las comunas consiste en contar con un plan regulador. “Sin él, no pueden tener una visión de su territorio vigente y una conversación respecto de las intenciones de crecimiento y desarrollo”, afirma Javier Hurtado.

 

INFRAESTRUCTURA Y GOBERNANZA

Para solucionar las principales problemáticas que plantea el estudio, Javier Hurtado propone diversas medidas. La primera consiste en que las comunas realicen una planificación urbana adecuada, situación que es compleja en varias localidades del país. Como ejemplo, un tercio de las comunas no tiene plan regulador y el promedio de antigüedad de los existentes llega a 17 años. “Sin un plan regulador, no pueden tener una visión de su territorio vigente y una conversación respecto de las intenciones de crecimiento y desarrollo de esas comunas. Y si los planes son viejos, no alcanzan a responder a fenómenos como los que presenta el ICVU, que se dan en tan solo cinco años”, comenta el gerente de Estudios de la CChC.

La segunda solución apunta a tener una gobernanza adecuada, especialmente en las áreas metropolitanas. “En estas ciudades no hay una visión global. Como ocurre en Santiago, que ha disminuido drásticamente su calidad de vida, no hay una autoridad metropolitana que haga converger las políticas comunales en una mirada única”, apunta Hurtado. Para ello, agrega, se podría contar con un gobierno de ciudad que sea electo por la población directamente o disponer de un organismo público o público-privado que se encargue de coordinar los temas que atañen a las grandes ciudades.

El tercer aspecto tiene que ver con la infraestructura. El último informe Infraestructura Crítica para el Desarrollo, elaborado por la CChC, estima que entre 2016 y 2025 Chile debe invertir cerca de US$ 150.000 millones, de los cuales solo la infraestructura vial urbana representa sobre US$ 34.000 millones. “Gran parte del déficit tiene que ver con las ciudades o con aspectos que se relacionan a ellas, como la provisión de energía y agua. Por ello, es importante el aumento en infraestructura para mejorar la calidad de vida”, afirma Javier Hurtado.

Finalmente, la definición de estándares de calidad básicos en las ciudades también juega un rol importante, para así tener una situación base más pareja entre las distintas localidades y no enfrentarse, por ejemplo, a lugares que no cuentan con veredas o luminarias adecuadas. “Se discute mucho sobre temas como ciclovías, pero no sobre las veredas pavimentadas y el 30% de la gente vive sin ellas. Esos temas básicos -la existencia de parques, retenes, basureros- son muy relevantes para tener una buena calidad de vida y en muchos lugares no están presentes”, concluye el gerente de Estudios de la CChC.

Edición N°168, Junio 2017

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