ADEMÁS DE SU ALTO VALOR PATRIMONIAL, EL MONUMENTO HISTÓRICO DEL BARRIO EL ALMENDRAL DE
VALPARAÍSO TIENE LA PARTICULARIDAD DE QUE, DESDE SU INAUGURACIÓN EN 1927, SIEMPRE HA CONSERVADO SU USO ORIGINAL COMO RECINTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR. SU RECIENTE RESTAURACIÓN PUSO EN VALOR LA ARQUITECTURA Y ARTE ORNAMENTAL DE SU FACHADA E INTERIORES.
Por Andrés Ortiz._Fotos gentileza PUCV.
Elegante y renovado, pero con un apego fiel a su aspecto original, luce el centenario edificio de la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV). Ubicado en la esquina de las avenidas Brasil y Argentina, en el barrio El Almendral, el inmueble fue restaurado para poner en valor su arquitectura y materialidad, que le valieron ser declarado en 2003 como Monumento Hist órico Nacional por parte del Consejo de Monumentos Nacionales.
Diseñado por los arquitectos Ernesto Urquieta y Gregorio Airola, tiene un estilo arquitectónico ecléctico tardío, propio de principios del siglo XX en la ciudad porteña. Fue inaugurado en 1927 como el Politécnico de la Universidad Católica de Valparaíso y desde entonces siempre ha sido utilizado como recinto de educación superior.
“El valor patrimonial y arquitectónico de la Casa Central de la PUCV es altísimo, porque corresponde a uno de los pocos ejemplos existentes de edificios en el plan de la ciudad de Valparaíso, que mantienen la misma funcionalidad desde que fueron concebidos”, dice Juan Pavez, jefe del Departamento de Proyectos de la Dirección de Infraestructura de la PUCV. “Urbanísticamente, destaca por su ubicación en el eje de la Avenida Brasil. Entre sus principales atributos están la imponente fachada, la capilla, los patios centrales, los pasillos embaldosados, las escalinatas de mármol, el salón de honor y el fondo histórico Patrimonial Eduardo Budge”, describe Patricia Mix, seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de la Región de Valparaíso.
La Casa Central de la PUCV es una construcción en hormigón armado y techumbre de madera que está compuesta por dos edificios: el principal, con acceso por Avenida Brasil y que cuenta con cuatro plantas, un subterráneo y dos patios interiores; y un segundo edificio anexo que, principalmente, es utilizado para oficinas administrativas. De esta manera, el conjunto acoge al gobierno universitario, las unidades administrativas de las vicerrectorías y direcciones generales, más las facultades de Derecho y Eclesiástica de Teología, que son consideradas emblemáticas de la universidad.
“El edificio principal alberga múltiples espacios originales con alto nivel patrimonial, destacando la Sala Eduardo Budge, que contiene las colecciones bibliográficas de mayor data de la institución; la Sala Emilio Tagle, que tiene también colecciones patrimoniales
y mobiliario de exposición histórico; el Salón de Honor, como área ceremonial principal de la Universidad; la Capilla original construida en el espacio central de nuestro edificio; los patios y sus palmeras centenarias, que reúnen la vida universitaria diaria, entre otros”, detalla Juan Pavez.
OBRAS DE RESTAURACIÓN
A fines de 2022 fueron entregadas las obras de restauración de la Casa Central de la PUCV, proyecto que requirió una inversión de $2.800 millones por parte del obienro Regional (Gore) de Valparaíso y otros $600 millones que aportó la misma casa de estudios.
Las obras fueron ejecutadas por la empresa Kalam y consistieron principalmente en la repararon de piezas ornamentales de las fachadas, mediante técnicas contemporáneas de rehabilitación patrimonial. Además, se restauraron patios interiores y se mejoraron terminaciones del Salón de Honor, del Salón Multipropósito y de las Salas Quinto Centenario, Alberto Cruz y Emilio Tagle.
“Se buscó poner en valor la base principal de la arquitectura, intentando recuperar elementos que representen su máximo esplendor, reflejado en sus respectivos ornamentos y que se encuentran en todo el edificio, demostrando su magnitud y poder. En particular destacan sus escudos, lo que refleja protección y resguardo, sus salones patrimoniales, sus patios y otras fortalezas espaciales y arquitectónicas únicas y reconocibles en la ciudad”, dice Juan Pavez.
DISEÑADO POR LOS ARQUITECTOS
Ernesto Urquieta y Gregorio Airola, el edificio fue
inaugurado en 1927. Tiene un estilo arquitectónico
ecléctico tardío, propio de principios del siglo XX
en la ciudad porteña.
En el detalle de la intervención se consideró la techumbre, a la que se efectuó una cuidadosa desinfección de agentes xilófagos presentes en la madera y se repusieron piezas en mal estado. En el caso de las fachadas, se rehabilitaron las terminaciones y los ornamentos dañados, junto con armonizar el color exterior según el tono original del edificio. En total, se fabricaron e instalaron 413 ornamentos nuevos de acuerdo a los originales y se reintegraron 1.453 figuras decorativas antiguas que se restauraron. En las obras participaron más de 215 trabajadores, 26 artesanos y artesanas especializados provenietes de pymes de la región, liderados por un equipo técnico profesional de 18 personas.
“Por medio de esta intervención se buscó cons ervar el valor estético e histórico del edificio en su conjunto y, con ello, aumentar el valor social del patrimonio. Además se atendió un problema generalizado en la ciudad, que tiene que ver con los riesgos por la caída de elementos de las fachadas en edificios antiguos del plan”, sostiene el jefe del Departamento de Proyectos de la Dirección de Infraestructura de la PUCV.
Por su parte, Patricia Mix valora la asignación de recursos públicos para rescatar este patrimonio. “La inversión pública es necesaria, pues permite, además de restaurar el inmueble, mejorar las condiciones de su entorno, mantener vivo el barrio, incrementando su actividad comercial y cultural”, concluye.