70º Aniversario CChC UNA PERMANENTE CONTRIBUCIÓN AL DESARROLLO DE CHILE

Entrevista

DESDE SU FUNDACIÓN EN 1951, LA CCHC HA REALIZADO UNA VASTA LABOR
GREMIAL, SOCIAL, EN SEGURIDAD E INFRAESTRUCTURA QUE HA TRASCENDIDO AL
RUBRO DE LA CONSTRUCCIÓN. SIETE DÉCADAS MÁS TARDE, SU APORTE Y VISIÓN
SIGUEN VIGENTES PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL FUTURO DE CHILE.

Por Jorge Velasco.


La semilla se sembró durante el Programa de Moderacion y Mejoramiento de La Serena, llevado a cabo entre 1947 y 1950: un grupo de empresarios y profesionales de la construcción concibieron la idea de generar una agrupación que los uniera y representara. El objetivo consistía en formar un organismo que siguiera la pauta marcada por instituciones como la Sociedad Nacional de Agricultura, la Cámara Central de Comercio, la Sociedad de Fomento Fabril y la Sociedad Nacional de Minería.

Fue así como en los salones del Club de la Unión de Santiago, el 20 de junio de 1951, se realizó la primera sesión de lo que se denominaría como Cámara Chilena de la Construcción, un organismo de carácter gremial y con vocación de servicio, con la finalidad primordial de impulsar el desarrollo de la construcción en todas sus ramas. Se trataba de un nuevo ente que representaría no solo a los empresarios del rubro, sino también a aquellos vinculados a todas las actividades del sector (fabricantes, proveedores, distribuidores, urbanizadores, colegios de arquitectos, ingenieros y constructores civiles). Un par de meses más tarde, el 23 de agosto, la conformación de la CChC fue publicada en el Diario Oficial, obteniendo su personalidad jurídica.

Su trabajo comenzó pronto. Durante el mandato de su primer presidente, Luis Cifuentes (1951-1954), la CChC estableció sus dos primeras Delegaciones en Valparaíso (1951) y Concepción (1952) y se hizo presente en un programa en Radio Minería. Al mismo tiempo, comenzó a relacionarse con las autoridades, participando en debates legislativos, en nuevas políticas crediticias para el sector y el reglamento sobre materias tributarias.

Estuvo presente, entre otras iniciativas, en el Primer Censo Nacional de la Vivienda, realizado en abril de 1952, que buscaba conocer el déficit habitacional y proyectar soluciones. Al mismo tiempo, ante “la falta casi absoluta de datos relativos a la construcción que revelan las estadísticas oficiales y la necesidad imperiosa de contar con ellos para poder apreciar la magnitud de los problemas y la manera de encararlos”, según decía la Primera Junta Ordinaria de Socios del 25 de junio de 1952, comenzó a formar diversas comisiones para estudiar materias como los elementos que intervienen en la construcción, revisión de reglamentos de contratos y la calidad de los materiales.

Desde sus inicios estuvo preocupada también por los temas sociales. Fue así como conformó una Comisión de Acción Social para estudiar los problemas de los obreros de la construcción, mejorar su nivel técnico, desarrollar un espíritu cooperativo para incrementar su nivel educacional y el acceso a la vivienda, y para establecer un salario familiar que permitiera una justa remuneración
por su trabajo. Desde entonces e impulsada por la visión de sus fundadores, la CChC ha creado un conjunto de organizaciones que entregan servicios y bienestar a sus trabajadores, además de la CChC Social, que coordina e impulsa las iniciativas en este ámbito.

Al cabo del primer año, la CChC contaba con 291 socios, había formado las comisiones permanentes de Acción Social, Materiales, Estadísticas, Obras Públicas, Propaganda y Plan de Acción y Calificadora de Socios. Tenía, a su vez, organizadas oficinas en Santiago, Valparaíso y Concepción.

A partir de entonces y gracias a su colaboración, el Estado puso en marcha iniciativas como la Ley General de Construcciones y Urbanización -que impulsó la elaboración de instrumentos de planeamiento territorial-, reformó el Ministerio de Obras Públicas y elaboró el Plan Nacional de la Vivienda en 1953.

Siete décadas más tarde, el legado y la misión de la CChC están más vigentes que nunca. “Durante todo este tiempo, hemos mantenido un compromiso inalterable con el país, con su gente y con su desarrollo. Hemos estado presentes en los momentos más difíciles, como los terremotos de los años 1960, 1985 y 2010. Y también hemos sido protagonistas en la construcción de los pilares que ha llevado a las personas el fruto del crecimiento económico. Hoy nos mantenemos firmes en este propósito, aportando a la construcción de un nuevo pacto social que nos encamine hacia el desarrollo y promoviendo la sostenibilidad en nuestra industria”, reflexiona el presidente de la institución, Antonio Errázuriz.

EN LOS SALONES DEL CLUB DE LA
Unión de Santiago, el 20 de junio de 1951, se realizó la primera sesión de lo que se denominaría como
Cámara Chilena de la Construcción, un organismo de carácter gremial y con vocación de servicio, con
la finalidad primordial de impulsar el desarrollo de la
construcción en todas sus ramas.

INFRAESTRUCTURA CON MIRADA DE LARGO PLAZO

Desde su nacimiento, la CChC ha tenido un activo rol en la mejora de la infraestructura del país. “A lo largo de estos 70 años, ha estado a disposición de las autoridades para generar políticas públicas en materia de infraestructura, participar en las discusiones para perfeccionar el marco normativo y también de la estructura del Estado. Su labor ha sido promover una visión de largo plazo para que exista una continuidad en el tiempo de las políticas en este ámbito”, comenta Carlos Piaggio, gerente de Infraestructura de la institución gremial.

Debido a su amplia cuantía, las iniciativas generadas por la CChC son difíciles de enumerar. Pero basta detenerse en algunas para comprender su aporte. En la década del noventa, fue un actor relevante en la generación y perfeccionamiento del Sistema de Concesiones, que entre 1993 y el año 2020 materializó inversiones por US$ 18.378 millones. “Fuimos uno de los impulsores y desarrolladores de esa iniciativa, que se transformó en una de las grandes políticas públicas para el desarrollo de infraestructura, permitiéndole a Chile disminuir o cerrar brechas y dar un salto en productividad y en comercio”, dice Piaggio.

Desde entonces, la CChC ha trabajado en relevar la importancia de la asociación público-privada, impulsando no solo las concesiones sino también iniciativas como la Ley de Financiamiento Urbano Compartido (2003), que permite a los SERVIU y a los municipios captar recursos del sector privado para realizar proyectos en el desarrollo de las ciudades, disminuyendo el déficit en infraestructura urbana.

Asimismo, para promover una visión de desarrollo de largo plazo, la CChC fue uno de los impulsores de la fundación, en 2013, del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI). Este organismo ha sido un espacio de debate y reflexión que reúne a académicos y profesionales del ámbito privado, dirigentes gremiales, exministros, expresidentes de la República y otras personas afines y preocupadas por el desarrollo de la infraestructura, con el objeto de generar una Política de Estado que oriente su desarrollo de forma integral.

“Es una entidad privada sin fines de lucro, en la que convergen actores relevantes. Hoy en día está abocada a cambiar su lógica. Busca tener un rol más vinculado a la ciudadanía, dialogante y relacionado con la juventud y las organizaciones sociales. Es importante no solo tener una visión hacia adentro, sino también abrirse más hacia la comunidad, que permita generar una mayor validación de la infraestructura y de cómo impacta para el desarrollo de las personas”, reflexiona Carlos Piaggio.

Fue justamente el CPI uno de los grandes promotores de otra iniciativa de interés para la CChC como el Fondo de Infraestructura o Desarrollo País. Esta sociedad anónima estatal nació para apalancar proyectos y –si bien todavía no ha concluido ninguno– en la actualidad está incursionando en la gestión inmobiliaria, el transporte público, la fibra óptica y, posiblemente, en hidrógeno verde.

A su vez, en los últimos años las Cámaras regionales han desempeñado un papel protagónico en el impulso y sociabilización de iniciativas locales, como Muévete por un Metro en Concepción, que busca la construcción de un tren subterráneo por once comunas de esa ciudad, o la recuperación de la Playa de las Ánimas en Valdivia, entre otras.

El aporte de la CChC a la infraestructura también se ha logrado gracias a una sólida área de Estudios. A partir de ella se elaboran trabajos como Infraestructura Crítica para el Desarrollo, que cada dos años entrega una estimación de las necesidades claves del país en infraestructura con un horizonte de una década. También está el Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU), realizado en conjunto con el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de Universidad Católica de Chile, que entrega información relevante en seis dimensiones sobre cómo son las condiciones de habitabilidad de las ciudades en Chile.

Ambas instituciones lanzarán este año un nuevo estudio –el Índice de Infraestructura y Soporte Territorial–, que muestra la situación de los territorios (provincias) en relación a sus capacidades y potencialidades en relación a parámetros de infraestructura vial y logística.

 

CONSOLIDANDO UNA CULTURA DE SEGURIDAD

“En estos 70 años, el fomento de una cultura preventiva en el sector de la construcción ha sido una forma de avanzar hacia la protección social de los trabajadores en sus lugares de trabajo”, dice Ricardo Saavedra, asesor senior en Seguridad y Salud Laboral de la CChC.

En este ámbito, un hito fundamental es la fundación de la Mutual de Seguridad en 1966, que se antepuso en dos años a la dictación de la Ley 16.744 sobre Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales. El resultado de ambas iniciativas ha sido rotundo. La accidentabilidad en el país bajó desde 35 a cuatro por cada 100 trabajadores.

En el ámbito de la construcción, en las últimas décadas el gremio ha puesto el pie en el acelerador en la protección de los trabajadores, a través de una gran cantidad de políticas e iniciativas. En el año 2000 estableció el Cuadro de Honor de Seguridad y Salud Laboral, que premia y reconoce a las empresas socias que se han distinguido en esta materia en virtud de sus tasas de siniestralidad e índices de accidentabilidad. Posteriormente, en 2008 lanzó el concurso Compartiendo Buenas Prácticas en Seguridad, que promueve, releva y levanta las mejores prácticas en seguridad y salud laboral vinculadas al sector construcción en las empresas socias y en aquellas afiliadas a Mutual de Seguridad.

En mayo de 2012 formó la Comisión de Seguridad y Salud Laboral, presidida en ese entonces por Antonio Errázuriz, para asesorar a la Mesa Directiva de la CChC en este tema. “Su misión fue generar una mejora en los actuales indicares de accidentabilidad, promoviendo la implementación de una cultura de seguridad”, apunta Ricardo Saavedra. En tanto, el 2013 fue declarado como el Año de la Seguridad Laboral. “En ese tiempo, la construcción estaba en pleno auge y, dado que había una mayor cantidad de proyectos, aumentaba también la accidentabilidad. Por eso, lo que impulsó fue el liderazgo de los empresarios y su compromiso para evitar la ocurrencia de accidentes fatales en las obras de construcción”, comenta Saavedra.

Los esfuerzos se seguirían incrementando. El 2015, la CChC se unió al área de construcción de la Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS o ISSA por sus siglas en inglés), a su Visión Zero –que busca evitar o accidentes graves y fatales– y a sus 7 Reglas de Oro. Cuatro años más tarde, la asociación gremial emprendió la Ruta Construye Futuro, vinculada a siete objetivos de desarrollo sostenible (ODS) definidos por la ONU. “La Ruta Construye Futuro es el camino que se recorre hasta llegar hoy día a una forma de trabajo con ciertos estándares y conductas, que es el Compromiso PRO. Este es un proceso que se va evidenciando y que termina en una distinción que es el sello que se les entrega a empresas y obras comprometidas con implementar las mejores prácticas en pro de la calidad de vida de los trabajadores, la comunidad y el medio ambiente”, explica el asesor de la CChC.

Gracias a todas estas iniciativas, desde 2011 la accidentabilidad en la construcción ha disminuido en 45% y la mortalidad, en 49,9%. Sin embargo, queda mucho por hacer todavía. La tasa de accidentes es de 3,2%, todavía superior al 2,2% nacional, y la de fatales llega al 4,6%, por sobre el 2,6% promedio del país.

UNA GRAN PLATAFORMA SOCIAL

La vocación social del gremio de la construcción es un sello indeleble que ha estado presente desde su fundación en 1951. “Los empresarios que formaron la CChC no la hicieron solo para mejorar el desarrollo de la industria, sino también para mejorar la calidad de vida de los trabajadores”, comenta Patricia Aranda, gerente del Área Social de la CChC.

La preocupación social radica en una característica propia de esta industria: al ser por obra o faena, la relación entre el trabajador y la empresa tiende a ser temporal y los socios les cuesta focalizar los beneficios. Se trata de una realidad que, en lo esencial, se mantiene hasta hoy: de los 16 meses promedio que dura una obra, los trabajadores –salvo los capataces y mandos medios– solo permanecen en ella por el período en que se requiere de su especialidad u oficio.

A partir de esta situación, desde temprano la CChC comenzó a fundar diversas instituciones y organizaciones. Las primeras y más emblemáticas fueron la Caja de Compensación Los Andes (1953), la Compañía de Seguros Generales la Construcción (1954), el Servicio Médico (1961) y la Mutual de Seguridad (1966). Algunos de ellos desaparecieron o se transformaron; otros trascendieron el rubro de la construcción y ampliaron sus beneficios a los trabajadores de todo el país.

Con el tiempo, la CChC continuó fundando organizaciones (OTIC CChC, Corporación Cultural CChC, Corporación Cimientos, Escuela Tecnológica de la Construcción, Fundación Social, Coreduc, Corporación de Salud Laboral, Fundación Reconocer, entre otras) para abarcar los más diversos ámbitos que pudieran mejorar la calidad de vida de los trabajadores de la construcción.

“Hemos acompañado la formación, salud y bienestar de nuestros trabajadores y de manera progresiva, de nuestras trabajadoras. Hoy tenemos toda una admirable red social que nos acompaña y pone al servicio de las empresas socias la posibilidad de dar cobertura a muchas de sus necesidades”, reflexiona Antonio Errázuriz, presidente de la CChC.

En la actualidad, el Área Social de la CChC trabaja en tres líneas principales: salud, formación (educación y capacitación) de los trabajadores actuales y futuros de la construcción, y atención social. Esta labor la lleva a cabo con el apoyo directo de la Corporación de Salud Laboral, la Escuela Tecnológica de la Construcción y la Fundación Social, respectivamente.

Sin embargo, a diferencia del pasado, busca ampliar la mirada. Ya no se trata solo de entregar beneficios directamente desde las instituciones de la Cámara, sino también de articularse con otras organizaciones para cumplir el propósito social de, junto a las empresas, mejorar la calidad de vida de los trabajadores de la construcción y su entorno familiar.

“La idea es que las empresas construyan planes anuales de desarrollo y bienestar para sus trabajadores y que los ejecuten. En cada una de estas etapas, la CChC está con una plataforma social que pone a disposición de los socios. Para ello, nos vinculamos con el sistema social completo. Hoy estamos mucho más abocados a mirar los desafíos que tienen los trabajadores junto a las empresas y a elaborar programas para ponerlos a disposición de ellas”, explica la gerente del Área Social.

Actualmente, la CChC implementa 35 iniciativas en las tres áreas de intervención, con un presupuesto que en 2021 llegó a UF 510.000. Con todo, la gerente del Área Social enfatiza en el rol protagónico que tienen las empresas para hacer llegar los beneficios a sus trabajadores. “Si bien la CChC facilita los programas, la responsabilidad de cumplir y de tener este rol social activo con los trabajadores es de cada una de ellas. Por eso, queremos invitarlas a reflexionar sobre este tema, a darse cuenta de que es un imperativo para los negocios hoy en día y a informarse muy bien de todas las herramientas que la CChC tiene para estos efectos”, concluye Patricia Aranda.

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