Teatro Regional del Biobío: Un faro para la cultura

Grandes obras

Más de 50 años debió esperar la ciudad de Concepción para inaugurar el nuevo Teatro Regional del Biobío. Diseñado por el destacado arquitecto nacional Smiljan Radic, el moderno edificio de 9.650 m² busca convertirse en un espacio público para proveer, difundir y fomentar la cultura en la región.

Por Ximena Greene


Con el objetivo de dotar a la ciudad de Concepción de una infraestructura adecuada para la realización de diversas actividades culturales en la Región del Biobío, que hasta la fecha no se podían realizar debido a la carencia de espacios y equipamiento, en 2011 el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes convocó a un concurso público para la construcción del edificio del Teatro Regional del Biobío (TRBB).

La propuesta ganadora, diseñada por los arquitectos Smiljan Radic, Eduardo Castillo y Gabriela Medrano, sugería una «lámpara urbana»: a través de un juego de luces y sombras provocadas por un manto exterior, buscaba que los asistentes sintieran el misterio del teatro incluso antes de ingresar al recinto.

Para ello, el equipo de arquitectos diseñó una retícula estructural de hormigón armado, rodeada de un gran andamiaje o esqueleto, que a su vez está recubierto por una gran membrana que genera un juego de luces y sombras entre su interior y exterior.

Esta retícula estructural de hormigón armado, con módulos de 3,9 x 3,9 metros ubicados dentro de un volumen de 9.650 m², ordena y contiene todos los programas escénicos, salas y espacios del teatro regional, los cuales se encuentran repartidos en seis pisos.

ESPACIOS MULTIFUNCIONALES

De acuerdo con Gabriela Medrano, una de las arquitectas del proyecto, el encargo del Consejo de la Cultura y las Artes era hacer un teatro tradicional, con una conservadora sala principal con capacidad para más de mil personas y otra más pequeña para 250. También debía incluir salas de ensayo para la orquesta sinfónica y talleres para construir la infraestructura o escenografía necesaria que se pudiera utilizar en los distintos espectáculos.

Sin embargo, explica Gabriela Medrano, “se pensó que la Sala de Cámara fuera un lugar flexible –equipado con graderías retráctiles- que se pudiera adaptar a distintos tipos de requerimientos. También conversamos con el MOP para que el espacio destinado a los talleres se transformara en salas multiuso, ya que en la actualidad es muy difícil que la escenografía se construya en los mismos teatros. La mayoría de las compañías hoy viajan con su propia puesta en escena. Esas dos fueron las únicas variaciones que le hicimos al encargo original», comenta. A raíz de ello, el teatro cuenta hoy con dos salas multiusos que no estaban contempladas inicialmente, a las cuales se accede por el nivel calle, pero en una entrada aparte.

Hoy, a excepción de algunas modificaciones menores a lo requerido, el edificio cuenta con dos espacios para espectáculos de diferente naturaleza. La sala principal tiene capacidad para 1.200 espectadores que se distribuyen en platea baja, alta y tres palcos. Su escenario de 831 m² (29.7 metros de ancho con hombros incluidos por 28 metros de fondo), más el espacio para el foso de la orquesta, cuentan con apoyo escénico desde una sala de control principal. Desde ahí se pueden gestionar los equipos de iluminación y sonido montados en los tres puentes técnicos, detrás de los paneles abatibles laterales o por sobre el escenario en un piso técnico Tramex. Al mismo tiempo, esta sala está totalmente acondicionada con paneles acústicos, elaborados con distintas texturas para evitar distorsiones del sonido y, de esta forma, llegar de manera óptima a todos los espectadores.

La segunda es la Sala de Cámara. Este gran volumen, ubicado en el cuarto piso, cuenta con butacas retráctiles para 250 espectadores: están dispuestas a cada lado de la habitación, con el escenario al centro de estos dos bloques. Posee además un piso técnico de Tensogrid sobre toda la sala, una especie de malla elástica que permite apoyar con motorización e iluminación todas las actividades que ahí se realicen. Al igual que el salón principal, este espacio cuenta con revestimientos y paneles interiores que la acondicionan para un óptimo desempeño acústico.

En la parte sur del edificio se ubican las oficinas, los camarines grupales e individuales, una sala de ensayos para la orquesta sinfónica en el quinto piso y otras dos en el sexto. En el primer piso de acceso se encuentran la boletería, la guardarropía y una tienda. Este espacio está rodeado de escaleras que llevan al segundo piso, en donde están la cafetería y la entrada a la sala principal. Desde este gran espacio o hall se apreciar la Sala de Cámara flotando (revestida en choapino), la instalación lumínica de Iván Navarro, compuesta por más de cien luces, y los dos ascensores panorámicos.

La sala principal tiene capacidad para 1.200 espectadores, que se distribuyen en platea baja, alta y tres palcos. A ella se suma una Sala de Cámara ubicada en el cuarto piso, que cuenta con butacas retráctiles para 250 personas.

LÁMPARA URBANA

Con la idea de crear un edificio que fuera su «propia publicidad», el equipo liderado por Radic elaboró una propuesta que describió como una gran «lámpara urbana». Esta busca que, cuando un evento esté sucediendo adentro, el edificio se encienda y todo el mundo alrededor sepa que algo se está llevando a cabo. Para Gabriela Medrano, esa era una de las propuestas principales del proyecto. Otra consistió en generar un volumen de aire interior, conformado por un espacio común que cambie durante el día.

Dejando zonas libres de doble o triple altura, entre las cuales se incluyen las circulaciones verticales y perimetrales, el equipo de arquitectos diseñó una gran zona o hall central, pensado como el lugar de encuentro de los asistentes previo a alguna función, como ocurre en los grandes teatros europeos.

Debido a la orientación norte-sur del edificio, la luz interior de este espacio cambia dependiendo de la posición del sol durante las distintas horas del día, logrando un juego de luces. En la mañana se puede observar un lado que está muy amarillo y otro más neutro, y en la tarde una de las caras se pone más naranja y la otra se torna algo celeste. De noche, en cambio, deja que toda la estructura del edificio se vea y se convierta en esta lámpara que siempre se pensó. «Vivir este espacio por dentro, descubrir todo este aire y cómo la luz del sol va cambiando el lugar, le entrega distintas lecturas a un mismo lugar», comenta Medrano. En gran parte, este fenómeno se debe a una membrana perimetral hecha de politetrafluoroetileno (PTFE), que envuelve la mega estructura y la hace parecer una lámpara, generando un juego de luces y sombras que se invierten de día y de noche.

De acuerdo con Julián Corbett, director regional de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, Región del Biobío, este ha sido uno de los proyectos más desafiantes que le ha tocado gestionar, debido a su apego a una arquitectura purista y minimalista. «La gran cantidad de hormigón visto, el uso masivo de madera, vidrio y la gran membrana no son elementos habituales en este tipo de proyectos, en los cuales estucos, pinturas, molduras y revestimientos permiten corregir deformaciones de la obra gruesa. En el caso del TRBB no están presentes, obligando a ser precisos y rigurosos desde la instalación de la enfierradura que recorre toda la estructura del edificio», explica.

Asimismo, el montaje de la membrana PTFE fue todo un desafío y obligó a investigar sobre el material, el procedimiento de instalación, sus características físicas y lo complejo que resulta su montaje con los vientos permanentes del borde del río. «Debido a que Smiljan había trabajado antes con este tipo de membranas, le pudimos dar al mandante todas las especificaciones técnicas del material exacto que necesitábamos para la obra», explica la arquitecta. Un especialista estadounidense entregó la información necesaria para que el ingeniero del proyecto pudiera calcular las cargas y todo lo relacionado con ellas.

Para Francisca Peró, directora ejecutiva del Teatro Regional del Biobío, los aspectos técnicos, fundamentalmente el tamaño del escenario y la altura del mismo, son algunos de los principales atributos del recinto, ya que permiten presentar espectáculos de gran formato, comparables solo con lo que puede ocurrir en el Teatro Municipal de Santiago. Para ello, se está trabajando en establecer una oferta cultural permanente, tanto en actividades pagadas como gratuitas. Todo esto, destaca Peró, implicará un mayor potencial turístico, el desarrollo de una nueva industria cultural y la creación de nuevos espacios de encuentro para la comunidad de Concepción y de la Región del Biobío. Por su parte, Julián Corbett señala la importancia de esta iniciativa para las nuevas generaciones. «Creo que este tipo de proyectos permite enriquecer la vida cultural de las personas, posicionando a estas obras como emblemas de su territorio”, concluye.

Ficha técnica:

Nombre: Teatro Regional del Biobío.

Inversión total: $21.140 millones.

Arquitectos: Smiljan Radic, Eduardo Castillo, Gabriela Medrano.

Inspección Técnica: Dirección de Arquitectura del MOP, Región del Biobío.

Ubicación: Concepción, Chile.

Superficie construida: 9.650 m².

Año de proyecto y ejecución: 2011-2017.

Constructora: Echeverría Izquierdo S.A.

Ingeniería estructural: B. y B. Ingeniería Estructural Ltda.

EN LA ORILLA DEL RÍO

Ubicado en la ribera norte del Río Biobío, entre los puentes Llacolén y Chacabuco y a un costado del Memorial a las víctimas del 27F, el emplazamiento del recientemente inaugurado Teatro Regional del Biobío (TRBB) no es casual. Se debe a un antiguo anhelo de los habitantes de la ciudad de Concepción.

Diversas iniciativas conocidas bajo el nombre de Teatro Pencopolitano plantearon la construcción de un edificio en la ribera norte del Río Biobío. Pero, tras años de espera, el proyecto, que se iba a transformar en el mayor recinto cultural de la región, fue detenido por falta de financiamiento y coordinación. Más adelante, y con el inicio del Plan de Teatros Regionales impulsado por la administración anterior del Presidente Piñera, se retomó la idea de instalar este teatro en el borde del río y así consolidar un espacio urbano inconcluso, en lo que se denomina el remate del eje Bicentenario. Pero esa idea tampoco se desarrolló.

Años más tarde, en un esfuerzo conjunto entre el Consejo de la Cultura y las Artes y el Gobierno Regional, se sentaron las bases para un concurso internacional que permitiera la construcción del nuevo Teatro Regional del Biobío. Se presentaron 28 propuestas, dentro de las cuales se dio como ganador el proyecto presentando por los arquitectos Smiljan Radic, Eduardo Castillo y Gabriela Medrano.

La Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas actúo como Unidad Técnica en la etapa de diseño y como contraparte del equipo de diseño de Smiljan Radic, asesorada por el Centro de Investigación en Tecnologías de la Construcción de la Universidad del Biobío (CITEC UBB), quien también aportó con observaciones correctivas para el diseño de arquitectura y todas sus especialidades.

El edificio es como una gran lámpara que se enciende cuando un evento se está desarrollando adentro, para que todos alrededor sepan que algo se está llevando a cabo.

Edición N°178, Mayo 2018

 
¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 0 Promedio: 0)

Proveedores

ARTÍCULOS RELACIONADOS